Ser madre es un
privilegio, sin embargo, sobre proteger a los hijos al grado de asfixiarlos
psicológicamente, es entrar en una vía que produce hijos infelices e inmaduros.
El ser madre es algo
esperado y anhelado por muchas mujeres, que ven en dicha posibilidad una forma
de autorrealización. No hay nada malo en la expectativa de ser mamá.
El problema se suscita
cuando algunas mujeres no entienden que su rol de madre no les da derecho a
castrar psicológicamente a sus hijos al grado de no permitirles crecer y
desarrollarse adecuadamente como personas.
Una madre posesiva considera
que sus hijos son su propiedad personal y lo creen literalmente, son personas
psicológicamente enfermas que tarde o temprano dañarán, algunas de manera
irremediable, a sus hijos e hijas.
Desde el punto
psicoanálisis, se las denomina
"engendradoras de neurosis familiares". Es razonable pensar en este concepto, dado
los resultados que se observan en la vida familiar cuando hay madres posesivas,
envolventes y dominantes.
La lucha entre ser madre
equilibrada y razonable, y la de amar patológicamente a un ser humano al grado
de no dejarlo crecer, es probablemente producto de una sociedad que ha sacralizado
el rol de la madre, pero sin enseñarles a las mismas cómo serlo de manera
equilibrada.
Resulta difícil conjugar
la tarea de parir (por lo tanto la tendencia de considerar al hijo como
verdaderamente suyo), con la responsabilidad de formar (a un individuo que
tiene que partir). La tendencia a considerar al hijo, como un bebé permanente,
es muy alta en madres posesivas.
El destete no sólo debe
ser a nivel físico mamario, dejar de tomar leche materna, sino que el desapego
debe efectuarse también a nivel psicológico, y es allí el conflicto que se
suscita a la hora de criar hijos de manera equilibrada.
Por todos los medios
posibles, lícitos e ilícitos, que sus hijos hagan lo que ella desea. No acepta
oposición. Manipula, llora, amenaza o pide compasión, con tal que sus hijos
actúen de acuerdo a su voluntad. En el caso de las hijas son maltratadas psicológicamente
y emocionales.
En el caso de los hijos
identificaran sus vidas con esta frase
"madres castradoras".
La sobre exaltación de la madre provoca que
muchos varones se replieguen en su función paterna y se conviertan sólo en
proveedores pasivos.
En esos casos, son madres
con mucha fuerza que monopolizan la relación de pareja y terminan haciendo su
voluntad, no sólo en la vida de sus hijos, sino también con sus cónyuges o
parejas sentimentales.
La presencia de este tipo
de madres ante varones pasivos o dominados que han dejado que la relación
paritaria o de mutualidad, ceda a un tipo de vínculo desequilibrado donde uno
manda y otro obedece.
No obstante, es necesario
que la sociedad entienda el rol de una madre equilibrada que sustenta, cuida,
protege y guía, pero sin considerarse dueña de sus retoños, sino como parte de
un proceso normal donde su función es guiarlos, así como hacen las águilas,
donde el macho y la hembra, emprenden juntos la tarea de enseñarles a sus
aguiluchos a volar para que abandonen el nido.
Hijas aconsejo ser sabias
escuchar lo necesario respetar y no caer en la manipulación y el maltrato de su
propia madre, recordar que ya es una
mujer fuerte. Y ya vivió una gran parte de la vida.
Hijitos, No hay escusa
alguna a la manipulación de la mamá. El
que no se mueve es porque ya esta cómodo.