domingo, 29 de abril de 2012

El Regalo Venenoso.






En más de una ocasión, todos hemos tenido que lidiar con personas conflictivas, fuesen amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo, jefes, etc.

En todo grupo humano es dable esperar que nos encontremos con manipuladores, narcisistas, abusivos, acosadores, autoritarios, chismosos, psicópatas o envidiosos. Ningún grupo humano está libre de personas con alguna de estas características.

El asunto es que debemos aprender a actuar de tal modo que no caigamos en las redes de su negatividad o comportarnos de esa misma forma. Es probable que eso nos envenene si no sabemos cómo actuar a tiempo.

No tenemos porqué aceptar lo que se nos dice, y pensar que es cierto, sólo porque nos lo dicen. Igualmente podríamos tratar mal a alguien sin razón, y hablar mal de las personas sin saber. No tenemos una manera de saber realmente si es cierto o no, por más que queramos, simplemente podemos declinar lo que se nos ofrece.

Mentalmente, puedes dejar que las personas conserven ese “regalo venenoso” que te pensaban dar, y con ello, su ira y negativismo no te afectará. Por supuesto, esto requiere de mucha práctica, pero existen técnicas mentales que pueden ayudar, recomiendo visualizar la ira como una especie de energía que llega a nosotros, pero no dejar que entre, y por el contrario mentalmente rebota. Esto es un mensaje a nuestra mente inconsciente, que le indica que la ira le pertenece por completo a la otra persona.

Esto hace que no nos afecte en absoluto lo que la otra persona nos dice o hace desde el punto de vista emocional. Y de hecho funciona. Normalmente no se pierde la tranquilidad a menos que sea premeditado, considerando que las demás personas no nos podrán afectar seriamente, partiendo del hecho de que no lograrán transmitir su mala energía.

En ocasiones es mucho mejor responder a la ira de otras personas con silencio, pero mentalmente sin aceptar sus sentimientos negativos. Mentalmente también sé, que es muy probable que dichas personas sufran una gran carencia de amor y felicidad en sus vidas, por lo que actúan de la manera que lo hacen, y eso me pone en un lugar mucho más deseable, como para dejarme contagiar.

En ocasiones no es suficiente con manejar tus propias emociones, puede llegar a ser necesario tomar control de la situación y dirigirla de manera beneficiosa.
En este caso, es imprescindible usar el razonamiento y el sentido común para decidir que hacer, dependiendo la situación específica. 

Es como jugar una partida de Ajedrez —Si realizo este movimiento ¿Cómo reaccionará la persona? Incluso personas irracionales y difíciles tienen patrones de comportamiento predecibles hasta cierto grado, de tal forma que si las conoces un poco, sabrás como reaccionarán ante lo que hagas.

El comportamiento humano se basa en intereses, sin embargo, puede ser un poco difícil conocer de antemano las intenciones de la otra persona. Puedes usar lo que esté a tu alcance para anticiparte a sus respuestas y conocer posibles acciones que podrías tomar.
La información con la que cuentes podría ser imperfecta, pero algo es mejor que nada, y al menos lo estás intentando, haz tu mayor esfuerzo!

Piénsalo como un ejercicio de gestión del riesgo.
Confronta a la persona directamente: Háblale claramente de como no puedes soportar su comportamiento y de como te está afectando. Muéstrale tu punto de vista asertivamente.

Esta personalmente es una buena estrategia, aunque te puedas sentir incómodo, te vas a sentir mejor. La ventaja de esta aproximación, es que dejas de jugar y te das cuenta de que tanto tienes que ver con la otra persona, simplemente pones las cartas sobre la mesa y explicar porque algunos elementos de su comportamiento simplemente no son tolerables. Ahora bien, la otra persona podría rechazar tus alegatos, pero al menos conocerán tu punto de vista, y tu sabrás en que posición te encuentras y con base en ello decidir que hacer.
Dibujar una línea con límites, y si la persona la cruza, sabrás que está abusando de tu confianza, para lo cual podrías tomar acciones correctivas (pacíficas, desde luego). 
Los aspectos negativos de las personas. Hacer que los demás cambien no es realmente tan complicado como dicen o parece.

Existe una historia acerca de Buda, donde un hombre extremadamente soez, llegó a insultarlo. 
Buda sin embargo, se sentó tranquilamente a escucharlo. No pronunció palabra, sonreía y lo observaba mientras desataba su ira verbalmente.
Finalmente, y habiendo terminado, este hombre le preguntó al Buda como es que puedes estar tan tranquilo, calmado y pretender que no te importaba después de todo lo que te he dicho, pues estaba perplejo de tal reacción.
A lo que el Buda respondió con una pregunta:
Cuando alguien te ofrece un regalo, y no lo aceptas… ¿A Quién Le Pertenece?
Al que lo ofrece, por supuesto -respondió.
Entonces, todas tus palabras, no han dejado de ser tuyas -dijo Buda.

Ten una mejor vida, se sabio!


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